Tony Crease: La razón y la pasión

Este experto petrolero se califica a sí mismo como un aventurero perfeccionista. Luego de largos años en la industria petrolera, Crease vivió en la Gran Sabana, en Venezuela, en donde nació su gusto por la observación de aves, actividad que lo llevó a interesantes descubrimientos. En esta entrevista, Crease, considerado una autoridad mundial en ingeniería de confiabilidad y turbomaquinaria, revela conmovedores aspectos de su vida, en donde se han entrelazado la rigurosidad científico-técnica con un sentido nato de la aventura de vivir, como prueba incontestable de que el hombre se encuentra a sí mismo al navegar entre la razón y la pasión.

“Me llevó al río, me enamoré, y en ocho meses estaba casado y con tres hijastros”.

Tony Crease

Así resume Tony Crease el inicio de uno de los capítulos más hermosos e intensos de su vida: su matrimonio con Rita (suiza de nacimiento) en tierras venezolanas, una larga y prolífica historia de amor que comenzó en La Gran Sabana. La vida de Tony, signada por su trabajo en la industria petrolera nacional e internacional, ha estado matizada por toda suerte de coloridas pinceladas, debido a su espíritu aventurero y su curiosidad por la vida misma. Esta entrevista tiene lugar horas previas a la partida del matrimonio Crease al sur de España, cerrando así su etapa en Venezuela y dejando una estela de buenos amigos y mejores recuerdos.

Anthony Crease nació en Gran Bretaña y pasó parte de su infancia en Gales. Se graduó con honores en Ingeniería Mecánica en 1966, y trabajó un par de años en varias dependencias de la compañía English Electric. Luego de realizar una Maestría en Tribología, de la cual también se graduó con máximo honores, se inició como primer asociado de Michael Neale, consultor en Tribología, para convertirse más adelante en Presidente de la Institución de Ingenieros Mecánicos de Inglaterra. Tony describe esa etapa como “muy interesante, llena de retos profesionales”. Diez años después, Tony se fue a trabajar a la industria petrolera en Irán, poco antes de que estallara la revolución iraní, que desembocó en el derrocamiento del Shah Mohammed Reza Pahlavi y la consiguiente instauración de la República Islámica. A finales de diciembre de 1978, Crease fue evacuado de Irán con 5000 personas más. Pese a esta experiencia extrema, Tony reconoce que para esa época ya había adquirido el gusto de trabajar en la industria petrolera, de modo que en 1979 aceptó trabajar para la Gerencia de Ingeniería General de Lagoven, en Maracaibo, Venezuela, atraído también por “un gran interés en América del Sur, sus ambientes selváticos y su naturaleza exuberante”. Piloto de avionetas y planeadores (con clasificación dorado y tres diamantes), escalador de rocas y montañas, ocasional viajero en autostop, amante de la naturaleza, y experto en equipos rotativos, Tony encontró en Maracaibo el hábitat natural de todos sus sueños de aventura y sus anhelos de explorador. Entró a trabajar en la sección de Equipos Rotativos en la Costa Oriental del Lago de Maracaibo, abriendo así un interesante, rico y colorido período profesional y personal.

P21: ¿Cómo fue ese primer acercamiento a la industria petrolera venezolana, y a la vida en el país, tan diferente de su Inglaterra natal?

Anthony Crease: Me encantaron los venezolanos, y en especial los maracuchos. No me importaba el clima fuerte (refiriéndose al calor habitual de Maracaibo, que promedia los 30°C), y trabajé duro para aprender el castellano e integrarme a la vida de los venezolanos. Además, me gustó mucho la naturaleza del lugar: el Lago, la playa de Lagoven, la Sierra de Perijá y Los Andes, en donde conocí pueblitos bellos, los bosques de araguaneyes, los litorales de cardones… Me gustaba dormir en hamacas, jugar bolas criollas y perfeccionar el manejo de mi velero Sunfish en el lago.

Cuenta Tony, en un delicioso español con sintaxis anglosajona, que en unas vacaciones en el año 1981 visitó por primera vez la Gran Sabana y la población de El Paují. Quedó prendado de la belleza del sitio. La narración de su llegada a La Gran Sabana tiene, como firma personal de Crease, el color de la aventura.

AC: Conseguí un permiso de la empresa por tres meses. ¡Probablemente los mejores tres meses de mi vida! La Sabana fue increíble para mí. Logré llegar en mi Ford Fairmont y el puente de madera del pueblo cayó atrás de mí, después de un largo aguacero. En El Paují encontré a Rita. Me llevó al rio, me enamoré y en ocho meses estaba casado y con 3 hijastros. Subí al Roraima (emblemático tepuy de La Gran Sabana, N. de A.) con mis hijastros, y luego fui dos veces más.

P21: ¿Cuáles fueron los principales retos que encontró en su trabajo en el Lago de Maracaibo?

AC: En el trabajo me esforcé. Mucho. Me encontré con un problema muy grave con un tipo de planta de compresión de gas en el Lago. Había como seis plantas de este tipo, y presentaban problemas de inestabilidad de los rotores, lo cual causaba vibración excesiva y dañaba los rotores inmediatamente. Algunas de estas plantas no habían trabajado en ocho meses, con un altísimo costo asociado. Concluimos que el problema se debía a fuerzas desestabilizantes en los sellos de gas e insuficiencia de estabilidad en los cojinetes de los rotores, que trabajaban a velocidades por encima del doble de su velocidad crítica Los problemas de las plantas se debían también a fallas en el diseño (un concepto bastante novedoso para su época), solo recién descubierto en diferentes partes del mundo, y pudimos convencer al fabricante de cambiar los rotores de alta presión por otros más rígidos y con una velocidad crítica mayor. Fue, además, un problema de Tribología (la ciencia que estudia la fricción, lubricación y desgaste), y es un área en la cual yo tenía una base sólida como para discutir con el fabricante.

Tony explica que los retos laborales no cesaron en aquel período. El episodio de inestabilidad de los rotores en las plantas de compresión de gas en el Lago de Maracaibo dio paso al desarrollo de especificaciones técnicas, las cuales obligaban a todos los fabricantes interesados en ofrecer plantas de compresión centrifugas a demostrar, a través de estudios apropiados, el cumplimiento con ciertos requisitos en cuanto a la velocidad crítica de los rotores. Con ello, el equipo logró obtener plantas que trabajaban bien a las más altas presiones de descarga del mundo (10,000 psi versus 1200 psi para las plantas que presentaron los problemas originalmente).

“Con las plantas de compresión cada vez más potentes y con mayor presión de descarga, desarrollamos especificaciones técnicas que aseguraron un buen cumplimiento del servicio. Las especificaciones cubrieron compresores, turbinas, motores eléctricos, cajas de engranajes, sistemas de variación de velocidad, sistemas de lubricación, etc.”

Refiere Crease.

P21: ¿Qué tipo de trabajos o proyectos pudo desarrollar en esa época?

AC: Parte de nuestro éxito fue reconocer a tiempo los efectos de deterioro en el servicio de las turbinas, y en base a ello ajustamos los márgenes requeridos de potencia. También iniciamos un programa de evaluación periódica de rendimiento de todas las turbinas; de la instalación de instrumentación adicional para medir el rendimiento y la necesidad de asegurar la calibración de la instrumentación; así como el desarrollo de criterios para evaluar el rendimiento ajustado a condiciones estándares. Desarrollamos un método para demostrar el cambio de condición de una turbina debido al daño en el compresor axial o en la turbina en sí. En base a esta experiencia, pudimos discutir con los contratistas encargados del reacondicionamiento de los generadores de gas, cualquier deficiencia de rendimiento que pudieran presentar luego del servicio. En varios casos pudimos exigir volver a recibir el servicio, además de exoneración de los costos, lo que a su vez se tradujo en ahorros millonarios para Pdvsa. También iniciamos un programa de investigación de lavados en línea, y fuera de línea, para incrementar la potencia disponible de las turbinas. Pudimos definir procedimientos de lavado que recuperaron 10 % o más de la potencia instalada. Eventualmente, preparé los resultados de estos temas en mi tesis de reválida y fui invitado por la Universidad de Zulia a exponer el trabajo a los estudiantes de la facultad de Ingeniería. También, con una compañera de trabajo, realizamos una presentación formal en la reunión de la “Gas Turbine User’s Association”, en Caracas en 1994.

P21: ¿Qué otros aportes realizó a la industria, a través de su trabajo?

AC: En esa época estábamos muy activos respecto a la evaluación de nuevas tecnologías de compresión de gas. Una vez que estas tecnologías mostraban la confiabilidad requerida, las considerábamos como opción en nuestras especificaciones. De esta manera, llegamos a aceptar motores eléctricos como elemento motriz a través de variadores mecánicos de velocidad y variadores de la frecuencia eléctrica suministrada al motor. También introdujimos el uso de sellos mecánicos en los compresores con buenos resultados, después de participación en pruebas y correctivos para solucionar los problemas iniciales. Desarrollamos un documento para regir contratos outsourcing de servicios de compresión de gas, que contenía una serie de criterios que determinaba el pago mensual para el servicio, incluyendo los términos de reducciones de la factura por indisponibilidad, entre otros aspectos. A través de este documento, pudimos contratar un servicio de compresión económico y novedoso, que combinaba compresores centrífugos y reciprocantes para presiones de descarga muy alta.

Crease, proclive a la investigación e innovación, dirigió todo su talento para encontrar las mejores soluciones posibles en aquel período en las plantas de gas del Lago de Maracaibo. Con su gusto innato por las matemáticas, logró desarrollar un gráfico (después de mucha manipulación trigonométrica) que permitía tomar las señales de dos puntas de monitoreo de vibración (a 90 grados de ángulo) en un eje dentro de los cojinetes, y convertirlos en la orientación y dimensión del elipse de movimiento del eje. Esto permitía entender mucho mejor la ubicación del eje en el cojinete y cualquier anormalidad en la operación. Otro trabajo interesante fue la investigación de fallas de tuberías grandes en el Lago de Maracaibo durante el tendido de las mismas por una contratista. Crease propuso ajustes para eliminar fallas en este proceso, luego de un exhaustivo estudio de los esfuerzos que ocurren en un tubo en función de sus dimensiones y parámetros del tendido y pude proponer ajustes que eliminarían las fallas. Además de estos esfuerzos, Crease también desarrolló importantes trabajos, entre ellos un análisis de los costos basado en la indisponibilidad de servicios de compresión, debido a las fallas de los equipos, en función del número de equipos a los cuales se le suministraron repuestos. “Esto nos permitió crear una metodología para calcular un número óptimo de los equipos de repuesto” –refiere Crease.

Oriente en el corazón

Para el año 1992, Tony Crease seguía desarrollando proyectos en la industria petrolera, siempre con un claro afán de perfección y búsqueda de las mejores soluciones.

En 1992 especificamos equipos de bombeo para inyección de agua en el oriente del país a muy alta presión, dentro de parámetros conocidos (puede ser establecidos también). En este caso determinamos la potencia apropiada para el elemento motriz y definimos una turbina específica para el servicio. Esto permitió concentrar la atención en el diseño, costos de la bomba y el sistema de bombeo. La información técnica de las pruebas de los suplidores sobre la cavitación, éste último aspecto clave en el impeler de la bomba principal, fue de gran importancia y permitió definir el protocolo de pruebas y llegar a una buena selección del suplidor.

Explorador nato, Anthony llegó a los estados orientales de Venezuela por asuntos de trabajo, en donde se quedó durante años, por asuntos del corazón.

P21: ¿Cómo llega a radicarse en el oriente venezolano?

AC: Con el proyecto anterior llegué al Oriente, a principios de 1993 y descubrí otra zona bellísima en cuanto a la naturaleza. En mi tiempo libre, exploré los ríos, piedemonte y montañas de Monagas, los caños del Pantano y Delta Amacuro, las playas de Mochima, Araya y la península de Paria. Y también exploramos la zona de Guariquén, donde llegamos al lago de asfalto. Nos encantó. Y por supuesto, estando en oriente la Gran Sabana estaba más cerca, y la visitábamos en todas nuestras vacaciones. Compramos un apartamento en Puerto la Cruz en 1994, lo que nos permitió explorar y conocer todas las playas del oriente.

P21: ¿Cómo comienza su etapa de observador de aves y ornitólogo aficionado?

AC: En este tiempo vivíamos en Campo Quince, en Quiriquire y empecé a observar aves con mayor atención, disfrutándolo muchísimo. Me incorpore en la Sociedad Conservacionista de las Aves de Venezuela y conocí gente muy simpática. Para esa época recibía con frecuencia visitas de mi gran amigo Denis Summers-Smith, eminente ingeniero, especialista en tribología y observador de aves, quien es el reconocido experto mundial en la familia de los gorriones. Con él, exploré zonas nuevas, aprovechando su presencia en Venezuela, cuando vino a dictar cursos en Lagoven (antigua empresa filial de Pdvsa. N. del A.) sobre Tribología. En 1998, me enviaron a Pdvsa en Puerto la Cruz, y me instalaron en una bella oficina con vista sobre la bahía en el Edificio Sede. Nos mudamos al apartamento vacacional que teníamos desde 1994 y a finales de 1999 la compañía ofreció la posibilidad de tomar la jubilación temprana. Fue así como tomamos la decisión de vivir nuestro sueño de habitar en la Gran Sabana. Y fue ahí que mi gusto por observar aves se convirtió en pasión.

Al pie de los tepuyes…

Para los que no conocen Venezuela, o La Gran Sabana, el primer encuentro con esta tierra de especial topografía puede convertirse en una experiencia difícil de borrar. La palabra tepuy proviene de una voz indígena pemón, que significa montaña. El tepuy es una especie de meseta que se levanta abrupta desde el suelo y alcanza hasta más de 2 mil metros de altura, con paredes verticales y cimas planas. Estas montañas son las formaciones expuestas más antiguas en el planeta, y su origen data del Período Precámbrico, lo cual las hace susceptibles de despertar una serie de sentimientos profundos y reverenciales en casi todas las personas que visitan este lugar.

Contrario a las cadenas montañosas, los tepuyes suelen estar separados entre sí, y conforman un sólido complejo entre la frontera norte del río Amazonas y el Orinoco, entre la costa Atlántica y el Río Negro. Los tepuyes son además un hábitat muy particular, y en ellos se han desarrollado formas evolutivas únicas, tanto animales como vegetales, debido a que este territorio nunca estuvo cubierto por las aguas durante el Período Glaciar. Por tal motivo, numerosas especies todavía no han sido clasificadas, y las cimas de algunos tepuyes aún no han sido pisadas por el ser humano. Estas características tan especiales han evocado fantasías e historias desde que fueran descubiertos. Incluso el escritor escocés Arthur Conan Doyle imaginó en su novela El mundo perdido que sus cimas eran el hábitat de enormes dinosaurios. Más recientemente, la película animada de Disney, Up, también se inspiró en los misteriosos tepuyes, cuya presencia evoca un profundo contraste entre lo soberbio y lo virginal de la naturaleza intocada. Sobre las cimas de estos tepuyes nacen ríos y gigantescas cataratas, siendo la más conocida el Salto Ángel, la cascada más alta del mundo. En las faldas de los tepuyes viven diversas etnias indígenas, como los pemones, los yekuanas y los yanomamis.

Cuenta Anthony que desde aquel lejano 1983, cuando llegó a El Paují debajo de un aguacero torrencial, había añorado vivir en La Gran Sabana. La decisión llegó en el justo momento para el matrimonio Crease. La pareja quería darle una buena educación al hijo de ambos, Oliver, y esto no era posible en la escuelita rural de El Paují, de modo que tuvieron que esperar unos quince o dieciséis años para decidir echar raíces en el mágico paisaje, al pie de los tepuyes. Crease define a La Gran Sabana como “un lugar muy especial, llena de paisajes maravillosos, ríos y selvas. En El Paují, que tiene unas 400 personas, uno vivía la vida de un colono, disfrutando los avances de los otros colonos. Nos sentábamos, como en tiempos antiguos, alrededor de una fogata, cantando y tomando algo. Y había muchos sitios emocionantes para explorar. Y muchos pájaros, de una belleza extraordinaria.”

A finales del 2000 los Crease construyeron una casa, con un diseño muy bien pensado para las condiciones de servicios, o ausencia de ellos, en La Gran Sabana. Tony puso especial cuidado en detalles claves como la electricidad, suministrada por una planta Lister de 4 kw, una planta portátil para luz, el agua provenía de un pozo en la laguna, con una bomba eléctrica suministrada desde la planta Lister; y también contaban con agua de lluvia por gravedad en el huerto, entre otros aspectos. Todo esto permitió a los Crease vivir entre la belleza salvaje de los tepuyes con cierto confort.

P21: ¿Cómo organizó su pasión por la observación de pájaros, una vez asentado en La Gran Sabana?

AC: Una vez construida la casa, empecé a dedicar mucho tiempo a la observación de las aves. El ave es una forma de vida muy atractiva, distinguido por su aprovechamiento de la pluma, una estructura que permite el vuelo y que viene en una gran variedad de espectaculares colores y patrones. Ver un pájaro en vuelo es sentir el deseo de estar con él, libre para ir donde quiere. Es algo que siento fuertemente, quizás en parte por mi experiencia de volar en planeadores.

Al igual que su pasión por la exploración, su amor por los pájaros también está entrelazado con experiencias de su primera juventud. A los quince años de edad, aún en Gales, el joven Anthony adoptó un búho bebé. Define aquel pasaje de su vida como una experiencia extraordinaria. “En la mañana, al despertarme, solo tenía que levantar las cobijas de la cama para que volara a la almohada, para desaparecer en la cama apretado a mi lado. Lo enseñé a cazar, rodando monedas por el piso”. De modo que los pájaros, los viajes, los planeadores y el sentido de la aventura, con todos sus denominadores comunes de libertad al vuelo, estaban hondamente asentados en el espíritu de Tony Crease desde la más tierna infancia.

P21: ¿Qué aprendió de los pájaros, además de la evidente identificación que siente por esta forma de vida?

AC: Me encanta ver como los pájaros, a través de todos sus diferentes comportamientos, logran vivir, alimentarse, defenderse y procrear. El pájaro se comunica mediante cantos y llamados generalmente muy bellos, que sirven para atraer la pareja, avisar de amenazas, mantener contacto entre parejas, y juega un papel importantísimo en la especiación, o sea la consolidación de la gran variedad de especies en el mundo (c. 10,000). Porque las parejas se descubren principalmente por oído. Tomé un gran interés en el estudio de los cantos de los pájaros a través de los sonogramas, una gráfica de frecuencia versus tiempo, que usé mucho en mi vida profesional como una técnica de monitoreo de turbo máquinas. Ayudado por esta experiencia, llegue a poder identificar muchísimos pájaros por sus cantos, una técnica que es de gran utilidad en la selva, donde es difícil ver las especies. Aquí por ejemplo es un canto del “White-breasted Wood-Wren”. (Gráfico 1)

Gráfico 1
Gráfico 1

P21: ¿Qué tipo de trabajos o proyectos pudo desarrollar en esa época?

AC: Parte de nuestro éxito fue reconocer a tiempo los efectos de deterioro en el servicio de las turbinas, y en base a ello ajustamos los márgenes requeridos de potencia. También iniciamos un programa de evaluación periódica de rendimiento de todas las turbinas; de la instalación de instrumentación adicional para medir el rendimiento y la necesidad de asegurar la calibración de la instrumentación; así como el desarrollo de criterios para evaluar el rendimiento ajustado a condiciones estándares. Desarrollamos un método para demostrar el cambio de condición de una turbina debido al daño en el compresor axial o en la turbina en sí. En base a esta experiencia, pudimos discutir con los contratistas encargados del reacondicionamiento de los generadores de gas, cualquier deficiencia de rendimiento que pudieran presentar luego del servicio. En varios casos pudimos exigir volver a recibir el servicio, además de exoneración de los costos, lo que a su vez se tradujo en ahorros millonarios para Pdvsa. También iniciamos un programa de investigación de lavados en línea, y fuera de línea, para incrementar la potencia disponible de las turbinas. Pudimos definir procedimientos de lavado que recuperaron 10 % o más de la potencia instalada. Eventualmente, preparé los resultados de estos temas en mi tesis de reválida y fui invitado por la Universidad de Zulia a exponer el trabajo a los estudiantes de la facultad de Ingeniería. También, con una compañera de trabajo, realizamos una presentación formal en la reunión de la “Gas Turbine User’s Association”, en Caracas en 1994.

P21: ¿Qué otros aportes realizó a la industria, a través de su trabajo?

AC: En esa época estábamos muy activos respecto a la evaluación de nuevas tecnologías de compresión de gas. Una vez que estas tecnologías mostraban la confiabilidad requerida, las considerábamos como opción en nuestras especificaciones. De esta manera, llegamos a aceptar motores eléctricos como elemento motriz a través de variadores mecánicos de velocidad y variadores de la frecuencia eléctrica suministrada al motor. También introdujimos el uso de sellos mecánicos en los compresores con buenos resultados, después de participación en pruebas y correctivos para solucionar los problemas iniciales. Desarrollamos un documento para regir contratos outsourcing de servicios de compresión de gas, que contenía una serie de criterios que determinaba el pago mensual para el servicio, incluyendo los términos de reducciones de la factura por indisponibilidad, entre otros aspectos. A través de este documento, pudimos contratar un servicio de compresión económico y novedoso, que combinaba compresores centrífugos y reciprocantes para presiones de descarga muy alta.

Crease, proclive a la investigación e innovación, dirigió todo su talento para encontrar las mejores soluciones posibles en aquel período en las plantas de gas del Lago de Maracaibo. Con su gusto innato por las matemáticas, logró desarrollar un gráfico (después de mucha manipulación trigonométrica) que permitía tomar las señales de dos puntas de monitoreo de vibración (a 90 grados de ángulo) en un eje dentro de los cojinetes, y convertirlos en la orientación y dimensión del elipse de movimiento del eje. Esto permitía entender mucho mejor la ubicación del eje en el cojinete y cualquier anormalidad en la operación. Otro trabajo interesante fue la investigación de fallas de tuberías grandes en el Lago de Maracaibo durante el tendido de las mismas por una contratista. Crease propuso ajustes para eliminar fallas en este proceso, luego de un exhaustivo estudio de los esfuerzos que ocurren en un tubo en función de sus dimensiones y parámetros del tendido y pude proponer ajustes que eliminarían las fallas. Además de estos esfuerzos, Crease también desarrolló importantes trabajos, entre ellos un análisis de los costos basado en la indisponibilidad de servicios de compresión, debido a las fallas de los equipos, en función del número de equipos a los cuales se le suministraron repuestos. “Esto nos permitió crear una metodología para calcular un número óptimo de los equipos de repuesto” –refiere Crease.

P21: Es muy notable que haya utilizado una técnica de turbomáquinas para medir el canto de las aves… ¿qué aportes pudo hacer al país en este aspecto?

AC: Descubrí que el libro Guía de las Aves de Venezuela tenía muchas limitaciones en cuanto a las distribuciones de especies en la Gran Sabana, por falta de observadores en esta zona. Me dediqué a llevar una base de datos de mis observaciones y en el 2008 logré la publicación en la revista Cotinga (la mejor publicación sobre las aves del Neotrópico) de un artículo sobre 142 especies que están presentes en la zona, pero que no son indicadas en el libro. Posteriormente sometí observaciones de 30 especies más para el próximo libro Guía de las Aves de Venezuela. De esta manera, colaboré con la definición de las distribuciones reales en el país de las diferentes especies. Durante mis investigaciones, pude participar en el descubrimiento de una nueva especie para Venezuela (con la excepción de un individuo tomado en el punto más sureño de Venezuela casi 20 años atrás y solo identificado hacía poco). Paulatinamente, descubrimos muchos individuos de esta especie esquiva en diferentes partes alrededor de El Paují. También, en el 2008, publiqué en el Boletín del Club Ornitológico de Gran Bretaña, una revista para ornitólogos, un informe de la reproducción y cría de un ave muy poco conocida, el Aguaitacamino de Roraima, incluyendo detalles no previamente reportados. Por ejemplo, nunca se había visto el huevo de esta especie y no se sabía su color, entre otros detalles.

P21: ¿Qué otras especies pudo identificar, o estudiar? ¿Qué otras publicaciones acogieron sus estudios?

AC: En 2011 publiqué, con mi amigo Iván Tepedino, también residente de El Paují, un reporte de la reproducción de otro pájaro muy raro y especial: el Águila Monera, que se publicó en Cotinga. Pudimos observar cómo se alimentaba el ave siendo joven, y como maduró. Registramos detalles importantes del proceso de cría. Iván retomó la guiatura de observadores de aves, a petición mía, lo cual ha hecho de forma exitosa, así que siento que estoy dejando a un experto observador de aves en El Paují, que además será guía para todos los visitantes.

P21: ¿Qué organismos nacionales se interesaron por este trabajo suyo en La Gran Sabana y todos sus aportes en la observación y seguimiento de aves?

AC: Iván participó conmigo en una iniciativa de la Institución Venezolana de Investigaciones Científicas, (IVIC) durante el mes de marzo de 2010, para registrar, según reglas muy definidas, las aves en varias rutas previamente definidas para este propósito. Yo me encargué de uno de siete grupos para levantar un muestreo de las aves del país. Fue una actividad muy interesante (además la única pagada en los últimos 14 años), reportado en detalle por Gustavo Rodríguez, gran conocedor de las aves de Venezuela y líder del proyecto. Hemos recibido muchos observadores en estos años, incluyendo los más expertos observadores del país, llevándolos a los mejores sitios que hemos descubierto en la zona. Esto ha sido uno de los más grandes placeres de estos años en El Paují, porque los “pajarólogos” siempre han sido personas muy educadas, interesantes y simpáticas.

P21: Usted ha tenido una vida muy singular, llena de hermosas y profundas vivencias. ¿Alguna vez lo planeó así? ¿Imaginó cubrir una ruta de vuelo como esta?

AC: Yo me considero un “aventurero perfeccionista”, si es que cabe este término. En parte es porque me encanta descubrir cosas nuevas, sin importar algún riesgo. Si uno no acepta algo de riesgo, nunca va a intentar o probar algo diferente. Y la invención y el desarrollo de tecnología siempre requieren probar alternativas. Por otro lado, me considero un perfeccionista. No importa lo que hago, siempre me pongo a buscar la mejor manera de hacerlo. Pienso que hacer las cosas bien es muy importante en la vida, y aplica para cualquier profesión u ocupación. Originalmente, pensábamos morir en La Gran Sabana, pero hemos introducido una variante en nuestro mapa de vuelo, y ahora nos radicaremos en el sur de España, en Islas Canarias. Lo tomamos como una nueva aventura, llevando con nosotros el recuerdo de unos años hermosos en este país.

Las palabras de Crease tienen el olor del sol pleno sobre la sabana abierta, rechinando lumbre sobre capas y capas de vegetación oscura y húmeda. Sus frases desprenden una cierta brisa, típica del este, que hace que se sienta la pureza del aire después de su largo viaje sobre el Atlántico y la selva, casi sin interrupción, desde la boca del Amazonas y las Guyanas, surcadas además de extraños y hermosos cánticos de aves ignotas.

El Aguaitacaminos del Roraima, ave que Tony pudo identificar y fotografiar para la comunidad científica internacional.
Águila Morena, otra especie seguida y fotografiada por Crease.
Con los observadores de pájaros.
Anthony Crease y su esposa Rita.
La “vida de colonos” en la Gran Sabana.

Autor: Alimey Díaz
Fotos: Cortesía Anthony Crease

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