La lubricación es un elemento importante para el funcionamiento de las bombas centrífugas porque facilita el movimiento del rotor durante el proceso de transmisión de energía al fluido, a través de la reducción de la fricción de los cojinetes. Se puede afirmar que la lubricación es fundamental para el buen funcionamiento del sistema de bombeo; ya que un método o sistema de lubricación efectivo minimiza la posibilidad de fallas.
La lubricación es un proceso por medio del cual se intenta reducir la fricción entre dos cuerpos que se encuentran en interacción uno contra otro generando un movimiento relativo entre ellos. Esta lubricación se logra mediante la interposición una sustancia lubricante que se encarga de soportar la carga generada entre los cuerpos, de reducir la fricción y de disipar el calor generado por la interacción.
La fricción no es un villano y no solo tiene aspectos negativos, muchas acciones cotidianas tienen sustentación en la fuerza de fricción que permite que el hombre y los animales puedan caminar, permite el mantener los objetos en posición, etc. La ciencia que estudia desde una visión amplia todo el fenómeno de lubricación, fricción y desgaste es denominada Tribología.
Los fenómenos tribológicos y la lubricación han estado presentes en la vida del hombre desde la antigüedad, existen evidencias de bisagras rudimentarias que datan de 4.000 años A.C. donde un eje de madera ligado a una puerta giraba en un pivote de piedra o cerámica. Existen registros gráficos del antiguo Egipto, de Asiría y otras grandes civilizaciones antiguas ubicados en hasta 2.400 años A.C. donde es posible observar la movilización de grandes bloques de piedra, estatuas y otros elementos de gran peso haciéndolos rodar mediante el uso de troncos de árboles que eran lubricadas con agua y grasa de animales. Para este periodo existían ruedas rudimentarias empleadas en carros, pero para transportar cargas ligeras y para ser usados en actividades militares.
Los griegos y luego los Romanos heredaron esta tecnología de estas civilizaciones anteriores a ellos. A partir de ruedas rudimentarias ellos desarrollaron tecnologías que permitieron la evolución de las ruedas usadas en carros, lo que permitió el transporte de mayores cargas y lograr mayores velocidades. Estas civilizaciones también estudiaron los engranajes y los tornillos perfeccionándolos, además de mejorar los aceites lubricantes con base animal y vegetal para hacerlas eficientes. Durante la Edad Media el desarrollo de tecnología en el campo de la Tribología se estancó, solo en Asia se tienen noticias de progresos en el área de los cojinetes metálicos.
En el Renacimiento destacó el inventor Leonardo da Vinci en la investigación de la lubricación, el deslizamiento y el desgaste introduciendo el concepto del coeficiente de fricción y proponiendo diferentes tipos de cojinetes, tanto de elementos rodantes como planos. La explosión y expansión de los conceptos de la Tribología y de la lubricación se dio en el siglo XVI con la Revolución Industrial y a partir del año 1.800, cuando se introduce ya de forma industrial los aceites lubricantes minerales, que permitió a las maquinarias trabajar a mayores velocidades y con mayores cargas debido a la mayor estabilidad y resistencia de este tipo de lubricante.