Los investigadores del Instituto de Ciencia de Materiales de Aragón (ICMA), centro mixto entre el CSIC y al Universidad de Zaragoza, han encontrado la molécula apropiada para la producción de paneles fotovoltaicos de tercera generación (paneles orgánicos).
Cabe mencionar que, las tecnologías fotovoltaicas de tercera generación están caracterizan por la ausencia de silicio. En consecuencia, utilizan moléculas orgánicas sintetizadas en el laboratorio como materia prima. Esto permite un mayor control de las propiedades finales de los paneles (flexibilidad, densidad del material, transparencia) así como reducción de costos en su construcción.
Por otra parte, este tipo de dispositivos han demostrado ser muy eficientes en condiciones de baja luminosidad, pero aún son menos eficientes que los paneles de silicio. No obstante, son de especial interés para la incorporación en ventanas de edificios, en dispositivos móviles, tabletas u ordenadores que pueden cargarse con facilidad y con cualquier fuente de luz, tanto natural como artificial.
Además, hay que tomar en cuenta que uno de los componentes más importantes en este tipo de dispositivos fotovoltaico es una molécula orgánica coloreada, dado que es imprescindible para absorber la luz en el rango del espectro visible. De cierta manera, con estas moléculas se intenta emular la fotosíntesis de las plantas.
Proceso de investigación del ICMA
El trabajo realizado por los investigadores del ICMA Santiago Franco y Lucía Gallego, ha logrado sintetizar una molécula con las propiedades idóneas para este tipo de aplicaciones. Esta molécula la han combinado de manera eficiente con otras moléculas complementarias, que contribuyen a un mejor aprovechamiento de la fuente de luz.
La investigación se ha llevado a cabo en colaboración con la profesora Jacqueline Cole de la Universidad de Cambridge. Durante el proceso, la profesora realizó un cribado a partir de unos 9.500 compuestos. Concluyendo que la molécula sintetizada por los investigadores aragoneses presentaba el mejor comportamiento al combinarse con otros colorantes de características semejantes.
De este modo, los resultados influirán positivamente en el desarrollo de dispositivos aún más eficientes. Para Santiago Franco este hallazgo fue inesperado, afirma que “No se contaba con que nuestra molécula fuera la que presentara las mejores prestaciones en este estudio. Desde un punto de vista estructural nuestra molécula es relativamente sencilla, por lo que este trabajo abre la puerta al desarrollo de nuevos colorantes todavía más eficientes”.
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